miércoles, 31 de octubre de 2012

EL MOSAICO ROMANO


Podríamos hacer una sencilla descripción del mosaico como una alfombra de piedra, con diferentes motivos ornamentales, lacerías, grecas... que con el tiempo irán haciéndose cada vez más complejos y ornamentales, llegando a convertirse en verdaderas obras de arte.


Según Plinio el Viejo los pavimentos tienen su origen en Grecia, término que incluiría Asia Menor y se extenderá al mundo romano a partir del siglo II A.C. a través de la conquista de estos territorios.

El mundo romano introduce los mosaicos dentro de su repertorio constructivo como un elemento decorativo, especializándose y creando una producción artístico industrial con los que se cubrirán en un principio, paredes y techos, y posteriormente, con la mejora de las técnicas también los pavimentos de villas y palacios con los que sus inquilinos manifestaban su poder y posición social.

Los mosaicos se realizaban a partir de pequeñas piezas cúbicas llamadas teselas (del latín tessellae, que proviene del griego y significa, cuatro), estas piezas estaban hechas de diferentes materiales, roca calcárea, cerámica, vidrio... y dependiendo de su tamaño, el motivo decorativo o el lugar donde debía ir, los mosaicos recibían diferentes nombres.

· Opus musivum: Se utilizaba en los muros.
· Opus sectile: Se usaban teselas de diferentes tamaños, normalmente de mármol de varios colores.
· Opus signium:  se obtenía con los desechos de un polvo coloreado que al mezclarlo con la cal daba un cemento rojizo muy duro e impermeable. 
· Opus vermiculatum: se usaban teselas de tamaño muy pequeño con las que se obtenía una gran precisión en el dibujo.

Los temas representados en los mosaicos romanos se basan en los tapices y especialmente en la pintura, algunos de los temas serán herencia directa del mundo helenístico pero también encontraremos todo un repertorio nuevo, sobretodo en el norte de África donde la evolución estilística dará origen a un arte más libre y figurativo, estos temas irán desde las representaciones mitológicas, teatrales (máscaras, actores...), decorativos, representaciones de paisajes, sobretodo en el norte de África donde se representa el río Nilo y su fauna o el asarotos oïkos, en el que se representa el suelo sin barrer de una estancia después de un banquete. 



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